Las alteraciones del color de la piel reciben el nombre de discromías y se producen por el depósito de varios pigmentos. Las que más nos interesan, desde el punto de vista estético, son las localizadas y producidas por aumento de melanina, denominadas hiperpigmentaciones melanocíticas (Melasma, Lentigos benignos, hiperpigmentación postinflamatoria, Poiquilodermia de Civatte), y las originadas por  acumulación de queratinocitos o lesiones hiperpigmentadas no melanocíticas.

La mayoría de las manchas son originadas y/o agravadas por el sol, es decir, por la exposición a la radiación ultravioleta recibida de forma brusca y a lo largo de los años.

Es muy frecuente que los pacientes que sufren manchas comenten, “no, si yo no tomo el sol”, refiriéndose a que no se tumban al sol en la piscina o en la playa, pero hay que tener en cuenta que exponerse al sol también significa pasear o ir al trabajo un día soleado sin protección en invierno y en verano, durante muchos años.

La exposición solar tiene memoria.

Cuanto más nos hayamos expuesto al sol, más manchas tendremos y sobre todo en determinados tipos de piel.

El melasma es un trastorno de la pigmentación cutánea, caracterizado por la aparición de máculas hiperpigmentadas irregulares que afecta zonas fotoexpuestas, especialmente de la cara, encontrándose a nivel epidérmico, dérmico o mixto.

Por su localización pueden ser centro faciales, malares o mandibulares. En menos ocasiones las manchas también se pueden encontrar en antebrazos y escote.

Afecta especialmente a las mujeres y a todos los grupos étnicos, pero es más prevalente en los fototipos oscuros, grado IV a VI según la escala de Fitzpatrick.

¿Cuáles son sus causas?

Si bien su causa es aún desconocida, se asocia a factores múltiples hormonales, raciales, medicamentosos, genéticos, pero sobretodo, se relaciona a la sobreexposición a los rayos UV o solares.

Los léntigos son lesiones hiperpigmentadas, congénitas o adquiridas, que se hacen evidentes en el cuerpo o en el rostro por el proceso de envejecimiento y también  como consecuencia de una exposición solar excesiva.

El léntigo es una lesión benigna que en principio sólo representa un problema estético a quien la padece, sin conllevar un riesgo para la salud.

Existe un tipo de léntigo de origen premaligno, que en ocasiones e inicialmente pasa desapercibido, y que debe ser tratado por un dermatólogo especialista por ser una lesión precancerosa.

Procedimientos médicos recomendados

Cuando la mancha es asintomática y el único problema que plantea es a nivel estético, puede realizarse tratamiento médico estético. El mismo consiste en evitar que aparezca o se intensifique su coloración, usando cosmetología adecuada que controle los melanocitos y empleando tratamientos médicos específicos.